Shanghai Art Fair 2011 fue sede por primera vez de un pabellón exclusivamente dedicado a las galerías norteamericanas, el American Pavilion. Allí se presentó el Proyecto 10 Artistas 10 Espacios, y allí, por supuesto, estuvieron las obras de Yovani Bauta, es pintor, matancero y muy bueno.
Siempre necesitamos explicar el arte, siempre esperamos que nos “diga” algo, o que alguien nos diga que le dice, la impresión que nos deja un primer vistazo es decisiva para luego poner cara de sesudos y decir: Me transmite… Hubo una época en Cuba en que si no podías decir esa frase con solvencia no eras nadie en el mundo intelectual.
Hoy, gracias a ese entrenamiento, pude salir ilesa de una pregunta que me hizo una compañera de trabajo cuando le mostré oronda el dibujo de Yovani, me preguntó ¿Qué quiere decir su obra?, rápida y veloz, casi en broma le dije que el hombre yacía a los pies de la ignorancia, la bestia mancilla su rostro pero su mirada resplandece, que era el triunfo implícito de la esperanza, del arte sobre la barbarie, de la broma sobre el caos, obvié decirle que en el extremo inferior derecho flameaba un cíclope inmenso y sensual, después sonreí pero me di cuenta de que no estaba diciendo nada inventado, ya me conocía la respuesta, esa es la filosofía de la pintura de Yovani, de su vida.
Su obra nunca me deja indiferente, da igual que actúe, escriba, pinte, siempre es hondo, cachondo y sinvergüenza; me encanta su paleta retro, con ese toque sepia tan propicio a la estraza y a la sabiduría.
Una de las mejores cosas de mi sobrio viaje estival a Miami fue el almuerzo con él frente al mar, las risas y la expresión de su cara cuando dice: ay niña…!